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RESEÑA – Paper Mario: The Origami King

En un mundo en el que las audiencias tienden a inclinarse más hacia los juegos de acción donde la única pregunta que tienen que hacerse es “¿con qué botón disparo”, el género RPG, o cualquier otro que no pertenezca al FPS o Battle Royale realmente, es uno que rara vez se perfila como queriendo llamar la atención de las grandes masas. Paper Mario: The Origami King, sin embargo, se siente exactamente como eso, un RPG divertido que, en lugar de satisfacer a los puristas del género se esfuerza por llamar la atención de quienes nunca antes han volteado a ver en dirección de los juegos de rol. El resultado es una odisea con el típico espíritu de Super Mario, pero también con algunos giros a la fórmula que van desde lo obviamente superfluo hasta lo increíblemente ingenioso. Sin embargo, ¿acaso la diversión viene con el costo de tirar por la ventana todo lo que hemos aprendido a esperar por parte de un RPG?

Al igual que con los juegos anteriores de Paper Mario, The Origami King sigue todos los preceptos establecidos por los clásicos títulos de rol, pero con un giro único que sólo podría venir de nuestro plomero rojo favorito. Nos toca controlar una versión en papel de Mario en un mundo 3D que fusiona otras construcciones en papel con algunas tridimensionales, incluidas las esculturas de origami. Con esto se nos permite explorar un mundo de basto contenido repleto de secretos, Toads ocultos y mucha emoción. Mario puede obtener varios aliados en el transcurso del viaje que lo ayudan a resolver acertijos y hasta se unen a la batalla, aunque no siempre son la mejor ayuda. Aunque en papel suena como un RPG estereotipado, la forma en la que estos elementos se ejecutan es poco convencional tanto para bien como para mal. Los personajes, aliado, por ejemplo, no siempre son realmente útiles y el mundo que se nos pone para explorar, a pesar de sugerir la idea de amplitud es realmente bastante lineal. En definitiva, Origami King toma una ruta más divertida para elaborar un RPG, pero mucho menos técnica.

Su falta de convencionalidad se ve mejor ejemplificada en cómo aborda la acción. El juego utiliza un sistema de combate basado en un anillo: el jugador se encuentra en el centro de varios anillos y deberá de alinear a los enemigos que se sientan en secciones de estos anillos y luego elegir un ataque para atacar a aquellos enemigos dentro del mismo arco en todo el anillo, después de esto los enemigos tendrán la oportunidad de atacar. Suena algo complicado cuando se pone en palabras, pero en acción sigue la misma lógica que otros sistemas de RPG. El detalle aquí es que, aunque sugiere muchas opciones de estrategia, en realidad se siente más como un puzzle glorificado, pues alinear a los enemigos simplemente se volverá repetitivo para cuando lleguemos a nuestro quinto combate. Las peleas de jefe, al menos, deciden invertir los roles al poner al jefe en el centro y a Mario en los anillos circundantes, dando pie a una pelea que se siente menos de acción por turnos y más como una resolución de puzzle a raíz de prueba y error. Los diseño de estos imponentes enemigos son bastante imaginativos y, aunque en términos de desafío no hay mucho que los distinga entre sí, en lo que a la presentación se refiere cada uno de ellos será inolvidable. 

Quizá así podemos resumir a Paper Mario: The Origami King; como un juego que pone la diversión, lo colorido y lo memorable sobre todo lo técnico. No es que sea un juego pobremente desarrollado, pues podemos encontrar muchas instancias en las que la jugabilidad es dinámica como pocos títulos realmente pueden presumir hoy en día, pero es claro que la idea aquí es dar vida a una experiencia que llené más el corazón del fanático casual de Mario que las expectativas de un intenso adepto de los títulos de rol.

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