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Jugamos Hitman 3

El agente 47 vuelve a llenar su pasaporte de sellos viajando por el mundo y acabando con objetivos de las formas más creativas, desde poniéndole el silenciador a su pistola para que nadie lo escuche, hasta usando cualquier objeto que nos encontramos tirado, sin embargo, esta tercer entrega que cierra la contemporánea trilogía viene con una distribución distinta, una que se aleja de la supervisión de Square Enix y le da toda la libertad a su estudio IO Interactive para darnos ahora una experiencia completa y el final de las andadas de este icónico personaje de la industria. ¿Será que ahora esta tercer parte cumple y pone al agente con alopecia en el foco de atención?, averiguemoslo.  

Sería mentira decir que ahora que IO Interactive tiene libertad completa de su juego en este curioso caso de título AA, aún así Hitman 3 termina por ser un juego extremadamente continuista a lo visto en los juegos anteriores de esta trilogía. Y esto no es descabellado primero porque los 2 entregas anteriores cumplieron y no son para nada malos juegos, y segundo porque, aunque visualmente el juego mejora mucho en contraste a sus entregas anteriores, no puede alejarse de lo que ya nos había contado antes, aunque eso repercute un poco en el ritmo de su narrativa. 

Como se ha manejado en los juegos pasados, Hitman 3 consiste en cumplir objetivos principales y accesorios en un escenario complejo, lleno de posibilidades. Estos se van intercambiando con cinemáticas que nos dan contexto de los ocurrido, y decimos que nos dan contexto porque la mayor parte del tiempo nos preguntaremos qué rayos hacemos en las impactantes locaciones en las que nos estamos moviendo. La historia pasa desapercibida porque a pesar de que haya más cinemáticas y la rimbombancia busca estallar para cerrar una trilogía, todo se mantiene críptico, como si tuviéramos que saber, incluso antes de jugar, la naturaleza misma del agente y sus motivaciones para saber por qué hace lo que hace, manteniendo así a nuestro protagonista plano y sin mucho lustro. Sí, la naturaleza de su trabajo le permite y premia pasar desapercibido pero ello no ayuda a la atractiva construcción de un personaje que, en temas de narrativa, es bastante necesario para que una historia nos atrape. 

Por esto último es que, narrativamente hablando, Hitman 3 se mantiene tranquilo y sin mucha novedad en el frente, pero la cosa se empieza a poner buena cuando revisamos las nuevas posibilidades que tenemos en el campo. Y esto último lo decimos más por temas de atmósfera y comunicación en el diseño de sus niveles que porque realmente haya mecánicas nuevas en el juego. Quizá lo más novedoso en cuanto a juguetes es el uso de un smartphone que nos hará la vida un poco más fácil. Con el gadget haremos uso de su cámara que tiene diferentes funciones, como interactuar con determinadas superficies electrónicas, además de recopilar información que se añade al resto del informe.  Sin embargo, lo que destacamos más de las posibilidades de recorrer los escenarios es la implementación de atajos, esos que una vez activados nos harán mucho más fácil el recorrer los espacios por las sombras, como si el nivel se sintiese todo conectado.

Esto evidentemente se suma al gran cuidado visual que ha logrado mostrar Hitman 3, tanto así que se da la opción de poder volver a correr los juegos anteriores de la trilogía con este nuevo cuidado visual, siempre y cuando tengamos compradas las otras entregas, claro. Desde lujosos edificios en Dubai hasta escenarios oscuros y rurales en Berlín, el juego goza de una ambientación maravillosa que resplandece aún más con todo el poder del Ray Tracing. 

Hitman 3 merece ser más reconocido para que pueda explorar todas sus posibilidades. Nos pareció bastante continuista esta entrega y entendemos el porque, pero eso no quita que en cuanto a narrativa las cosas se podrían poner un poco más llamativas. No nos mal entiendan, Hitman 3 es un buen juego y su cierre cumple, pero quizá con lo mostrado podría ser más que 6 misiones separadas. Esta no es ni de lejos la última vez que veremos al agente 47, pero esperamos que para la próxima vuele aún más alto que los bellos edificios en Dubai que nos presenta, tiene todo para lograrlo. 

 

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