Videojuegos

Deja de odiar a Abby

Existe una diferencia entre estar en desacuerdo y atacar a los involucrados en The Last of Us Parte II.

El 2020 pasará a la historia como uno de los años más oscuros para los videojuegos. No porque la contingencia del COVID-19 hubiera resultado en la cancelación de importantes eventos como la E3 o la postergación de algunos altamente esperados títulos, sino porque fue el año en el que se expuso ante el mundo una verdad incómoda que a la mayor parte de la comunidad gamer le gusta ignorar: podemos ser fanáticos tóxicos y despreciables. No decimos “tóxicos” en el mismo sentido que nos gusta hacer broma de los noviazgos o amistades pasadas que nos impiden crecer como personas, sino en referencia a una faceta de la naturaleza humana que es verdaderamente detestable y una vez que la reconocemos produce vergüenza. Nos referimos a la toxicidad que llevó a una turba de jugadores cegados por la furia a insultar, degradar y hasta amenazar la vida de la actriz de voz Laura Bailey

¿Cuál fue su crimen? Aparentemente, darle vida al personaje de Abby en The Last of Us Parte II, quien (spoiler) durante los eventos del juego brutalmente asesina a Joel, el protagonista del título original. 

Podemos entender que la muerte de un personaje con el que habíamos creado un fuerte vínculo afectivo a través de los años puede ser abrumadora en el mejor de los casos. Quizá traumática en el peor de ellos. Pero sólo una mente genuinamente retorcida puede justificar el grado de acoso que Bailey recibió como consecuencia. Hay una línea que separa a la realidad de la ficción, y para algunos se volvió peligrosamente borrosa a la hora de hacer declaraciones tan perturbadoramente hostiles.

Olvidémonos de lo que sucede más allá de los pixeles por un momento, pues esto es algo que siempre va a estar fuera de nuestro control. En su lugar, volteemos a ver a Abby una vez más, en esta ocasión bajo un lente más analítico que intente descubrir exactamente qué es lo que la ha convertido en una figura tan controversial.

La respuesta más obvia es algo que ya se mencionó antes: Abby es quien acaba con la vida de Joel y eso puede ser más que suficiente como para inspirar odio por parte de la audiencia. Sin embargo, para cuando los créditos finales de The Last of Us Parte II están rodando en pantalla, sabemos que Abby no es meramente la mujer que mató a Joel de la misma forma que Joel no es meramente el hombre que mató al padre de Abby en el clímax del primer juego. Había muchas cosas más girando alrededor de estos eventos; muchos más detalles, emociones y circunstancias que poco a poco fuimos conociendo. No tenemos que estar contentos con lo que hizo, pero el juego toma grandes medidas para que al final entendamos por qué tenía que pasar. 

¿Acaso esto significa que debemos de olvidar todo lo malo y comenzar a amar a Abby? Por supuesto que no. La naturaleza de su personaje es la de alguien que, en su mayor parte, como audiencia debemos de detestar, pero que al mismo tiempo podemos entender. La clave a la hora de escribir esta clase de personajes que son responsables de actos terribles es hacer que sus acciones se conecten a algo real con lo que podamos empatizar. En el caso de Abby, la muerte de Joel a sus manos viene motivada por la pérdida de un padre y un corazón roto. Gracias a eso, aunque estemos furiosos por lo que hizo, también llegamos a ver la tragedia que la envuelve y cómo su camino hace eco tanto con la venganza de Ellie como con la travesía original de Joel en el primer juego. 

Más allá de eso, empezamos a notar las vulnerabilidades de Abby y cómo las nuestras pueden verse reflejadas en ella. Quizá hasta podríamos llegar a entretener la idea que, de haber estado en sus zapatos, bien pudimos haber hecho exactamente lo mismo, y así dejamos de verla menos como un monstruo y más como lo que realmente es: un ser humano. Bueno, un personaje ficticio, claro, pero uno profundamente arraigado en lo humano. 

Nada de esto significa que Abby sea el mejor personaje en aparecer en la ficción en los últimos años. Ni siquiera podemos decir que estamos de acuerdo con las declaraciones de Neil Druckman que es un personaje especial por la forma en la que ella desafía los preceptos de la moral en turno. De hecho, Abby estuvo a unos milímetros de distancia de ser completamente intrascendente de no haber cometido el único acto que la distinguiría por siempre en la historia de la franquicia. La conclusión a la que queremos llegar es que ni Abby ni Laura Bailey son objetos que merezcan odio. 

Si no puedes evitar tenerles odio incluso por mera decencia humana, deberías de evitar tenerles odio porque como supuesto fanático de The Last of Us y de los videojuegos es la cosa más floja y mediocre que puedes hacer. 

Odiar es fácil. Cualquiera puede odiar. Ya vimos como sólo se requieren unos cuantos minutos y no más de 280 caracteres para hacerlo. Lo que realmente demanda esfuerzo es aprender a ver más allá de las cosas que nos inspiran ira. 

¿Qué se supone que espera la gente que se ha comprometido a esta campaña de odio? ¿Creen que por amenazar continuamente a Bailey o a Druckman y no dejar de expresar lo mucho que odian el juego, un día alguien en Naughty Dog o PlayStation va a despertarse con ganas de rehacerlo tal y como quieren ellos que lo hagan? Eso nunca va a pasar y si llegase a ocurrir se trataría de la clara señal de que debemos de empezar a empacar nuestras cosas y buscar un nuevo planeta porque este ya está más que perdido.

Claro que no se trata de aceptar todo con una sonrisa en el rostro incluso cuando no nos gusta. Hay veces en las que es necesario enojarse y pelear por lo que sentimos no está bien. Pero eso debería ser una de las últimas opciones, nunca la primera. En lugar de ello deberíamos de escuchar, incluso cuando no nos guste lo que nos están diciendo, porque nunca debemos de olvidar la posibilidad de que podemos estar equivocados y la oposición podría estar correcta. Y si resulta que estamos en un error, debemos de estar dispuestos a cambiar nuestra opinión, porque si yo no estuviera dispuesto a cambiar por ti, ¿cómo podría esperar que tú cambies por mí? Es mejor tener la paciencia suficiente para ver qué tan parecidas son nuestras opiniones y no qué tan diferentes pueden ser. 

En nombre de toda la comunidad gamer, nos disculpamos por la toxicidad. Te pedimos perdón, Laura. Te pedimos perdón, Abby. 

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