Rockstar Games enfrenta una nueva controversia tras el despido de más de 30 empleados en sus oficinas del Reino Unido y Canadá. Según la compañía, la medida se tomó por una “violación grave de confidencialidad”, mientras que el sindicato IWGB (Independent Workers’ Union of Great Britain) acusa a la desarrolladora de represión sindical.
El sindicato afirmó que los trabajadores despedidos eran miembros o simpatizantes del IWGB Game Workers Union, y que fueron sancionados por participar en un canal de Discord donde discutían sobre organización laboral. En respuesta, Rockstar aseguró que los despidos se debieron a la filtración de información confidencial en foros públicos, y no a actividades sindicales, defendiendo su postura como un acto de protección empresarial.

A pesar de la explicación oficial, el presidente del IWGB, Alex Marshall, insistió en que se trata de un caso de “union-busting”, o represión sindical, acusando a Rockstar de “castigar a empleados que buscan mejores condiciones laborales”. El conflicto surge en un momento clave para la empresa, que continúa el desarrollo de Grand Theft Auto VI, cuyo lanzamiento fue recientemente retrasado hasta mayo de 2026.
Este incidente se suma a una creciente tensión laboral dentro de la industria del videojuego, donde estudios como Build a Rocket Boy también enfrentan acusaciones por despidos masivos. El caso de Rockstar podría marcar un precedente en la relación entre grandes desarrolladoras y los movimientos sindicales del sector.
