El director de Destiny 2, Tyson Green, reconoció que la expansión The Edge of Fate “no funcionó” y no logró conectar con los jugadores que permanecieron tras el épico cierre de The Final Shape, el capítulo que concluyó la saga de Luz y Oscuridad después de 10 años. Según Green, el salto hacia la nueva Fate Saga no fue bien recibido, especialmente en un momento donde muchos usuarios sintieron que la historia había llegado a un cierre natural.
Green explicó que la expansión apostó demasiado por la progresión numérica y el grind, priorizando subir niveles por encima de ofrecer recompensas significativas, algo que la comunidad rechazó. “Los jugadores no quieren perseguir un número que sube; quieren recompensas reales”, afirmó, añadiendo que Bungie aprendió una “dura lección” sobre lo que espera su base de jugadores tras un final tan contundente.
El director también destacó que el nuevo modelo de lanzamientos —dos expansiones medianas al año en lugar de una anual— permite reaccionar más rápido al feedback. Así nació Renegades, la expansión inspirada en Star Wars, que llegará el 2 de diciembre y que busca recuperar la emoción con un estilo más deliberado y un enfoque narrativo tipo space western.
Bungie asegura que, pese al tropiezo, todavía tiene muchas historias por contar en el universo de Destiny. Con Renegades introduciendo un nuevo arquetipo de armas de calor inspirado en los Blasters, el estudio espera recuperar la confianza perdida y demostrar que la saga aún tiene futuro.
