En un reciente documento judicial, Google reconoció que la web abierta está en rápido declive, contradiciendo su narrativa pública sobre el buen estado del ecosistema digital. La declaración surge en el marco del juicio en el que el Departamento de Justicia de EE.UU. busca que la compañía divida su negocio publicitario por supuestas prácticas monopólicas.
La tecnológica argumentó que separar sus operaciones de publicidad solo aceleraría el colapso de la web abierta, perjudicando a los editores que dependen de los ingresos de la publicidad digital. Esta admisión contrasta con las declaraciones previas de ejecutivos como Sundar Pichai, quien había asegurado que Google seguía enviando tráfico a una mayor variedad de fuentes gracias a sus herramientas de IA.

El reconocimiento de Google coincide con las quejas de numerosos medios digitales y creadores independientes, quienes reportan caídas significativas de tráfico tras los cambios en el algoritmo de búsqueda y el auge de los chatbots de inteligencia artificial. Esto refuerza la percepción de que las nuevas dinámicas de consumo online están afectando directamente a la sostenibilidad de los sitios web tradicionales.
Aunque la empresa insiste en que la web sigue “floreciendo” y que envía miles de millones de clics diariamente, la contradicción entre su discurso público y lo declarado en tribunales pone en evidencia la compleja situación del ecosistema digital y la presión que enfrentan los editores ante la transformación del mercado.
